Los correos electrónicos, fotografías, llamadas VOIP y mensajes instantáneos como whatsApp proporcionan una gran información personal a la que se puede acceder fácilmente. Dejamos rastros digitales pasivos mediante las compras con tarjeta de crédito, las cuentas bancarias, los registros telefónicos, las búsquedas en la web (Google, YouTube, el buscador...) los datos de las copias de seguridad generales, los registros médicos u hospitalarios, las cámaras de vigilancia.
Los dispositivos GPS dejan tras de sí nuestra ubicación exacta, la cual puede ser almacenada para ser utilizada con posterioridad o para ser rastreada por terceras partes.
Aunque una persona no disponga de un sensor GPS, existen cámaras por toda la ciudad que pueden mostrar su ubicación. Vemos cámaras dentro y fuera de los bancos, en tiendas, en semáforos y, en algunas ciudades.
Bibliografía:
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